Ideario

"EDUCAR EN VALORES"

La misión de la iglesia es EVANGELIZAR, es decir proclamar a todos el gozoso anuncio de la salvación. Para llevar a término esta misión, la iglesia crea sus propias escuelas, porque reconoce la escuela un medio privilegiado para la formación integral del HOMBRE, en cuanto que ella es el centro donde se elabora y se transmite una concepción del mundo, del hombre y de la historia. En la sociedad actual, caracterizada en otras manifestaciones por el relativismo cultural, la iglesia capta la necesidad urgente de garantizar la presencia del pensamiento cristiano, reforzando su empeño educativo para formar personalidades fuertes capaces de discernir los valores que hacen al hombre y los contravalores que lo degradan. En el Proyecto Educativo de la escuela católica CRISTO ES EL FUNDAMENTO. En nuestras escuelas los principios evangélicos se deben convertir en normas educativas, motivaciones interiores y al mismo tiempo en metas finales. Capacitar al hombre a vivir de una manera digna; es decir pensar, querer y actuar según el evangelio, haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida. Salvar al hombre de la deshumanización, ayudando a encontrarse así mismo. HUMANIZAR Y PERSONALIZAR al hombre, procurando una formación integral, armónica y permanente de la persona humana en totalidad de sus dimensiones constitutivas. Crear un ambiente comunitario penetrado por el espíritu de caridad y libertad, atestiguando por su misma vida. INTEGRARSE AL PROCESO SOCIAL LATINOAMERICANO impregnado por una cultura radicalmente cristiana en la cual coexisten valores y anti valores, luces y sombras y por lo tanto necesitan ser constantemente evangelizados. Convertir al educando en un sujeto no solo de su propio desarrollo, sino también al servicio del desarrollo de la comunidad: EDUCACIÓN para el servicio. Fomentar un ambiente de comunicación, participación y corresponsabilidad de EDUCADORES, ALUMNOS Y FAMILIA que en común intento procuren el bien común. Apoyar a las familias a las tareas educadoras a fin de permitirle ejercer su visión como primera responsable de la educación. Formar una COMUNIDAD AUTÉNTICA Y VERDADERA que cumpliendo su tarea específica de transmisión cultural, ayude a cada uno de los miembros a comprometerse en su estilo de vida típicamente cristiano. Dar respuestas válidas de diálogo, participación y solidaridad. Fomentar el espíritu creador y desarrollar el juicio crítico. Autoeducación permanente teniendo presente el diálogo de la realidad. Dar prioridad en el campo educativo a los numerosos sectores pobres de la educación. Fomentar la COOPERACIÓN de las diversas instituciones escolares que permiten a los jóvenes formarse de criterios de VALORIZACIÓN fundados en una específica concepción del mundo y prepararse en la construcción de la sociedad.

Al comenzar el nuevo milenio, la humanidad entera se encuentra sumergida en grandes dificultades: son evidentes las contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace, el relativismo, el menosprecio de la vida, de la paz, de la justicia, de algunos derechos humanos fundamentales, el terrorismo y la delincuencia. El desafío radical y englobante que queremos asumir es la profunda crisis de valores de la cultura y de la civilización en que estamos inmersos. Otros desafíos están relacionados con dicha crisis: diversas búsquedas de Dios, el escándalo de la pobreza y exclusión social, la crisis del matrimonio y la familia, la necesidad de mayor comunión. En la raíz misma del estado actual percibimos la fragmentación que cuestiona y debilitan los vínculos del hombre con Dios, con toda la familia, con la sociedad y con la iglesia.

 Fieles a nuestra identidad de escuela católica perteneciente a la diócesis de Quilmes y, asistida pastoralmente por los religiosos Siervos de María, de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús nos proponemos:

    Asumir los criterios y las orientaciones que nos propone la vicaría de la educación de la diócesis de Quilmes.

  Hacer pasos concretos hacia una PRAXIS DE COMUNIÓN entre: diócesis, Siervos de María y directivos del colegio San Felipe; entre representante legal, rector, director de catequesis y capellán del instituto. El art. N°82 de la regla de vida de los Siervos reza así: los frailes de la comunidad, con responsabilidad parroquial, y de escuelas, amplíen su amor fraterno, suscitando en torno así comunidades de fe y de amor cada vez más vastas que tendrán su principal manifestación en la Asamblea Eucarística y en el testimonio de la caridad, promoviendo la elevación religiosa y social del pueblo de Dios.

   Apuntar a que en nuestro colegio San Felipe se viva siempre un clima de familia donde alumnos, profesores, padres, directivos y sacerdotes, se sientan partícipes y corresponsables de la vida de dicha institución. Que nuestro instituto sea siempre más una casa y una escuela de comunión, participación y corresponsabilidad. (Cfr. Mar Adentro N°63).

   La educación de la sexualidad implica una visión profunda del ser humano y un camino moral amplio y rico originado en la noción del hombre como persona y no se limita solamente a los aspectos sanitarios, técnicos y científicos como lo manifiestan unos ministros de turno en la educación. La educación de la sexualidad va puesta dentro del marco de la educación para el amor. Dicha educación se realiza en la familia desde el inicio de la vida, como lo confirman la psicología y la pedagogía. La familia es entonces la primera responsable de la formación efectiva del niño, del adolescente y del joven. Con la ayuda de Dios esta escuela se propone complementar y prolongar dicha educación para el amor que a menudo en muchas familias queda con carencias. (Cfr. Desafíos de Educar en el Amor I.2 pág.12).

●   La sexualidad humana, como don y tarea, requiere una educación para el amor lejos de falacias facilistas, promotora de una cultura superficial y efímero, que propician, sobre todo en los jóvenes, conductas de riesgo que muchas veces pagan con la vida propia o con daños irreparables sobre sí mismos y sobre quiénes están junto a ellos. (Cfr. Desafíos de Educar en el Amor N°7, pág. 26).

   Que esta escuela esté abierta a todos, pero se perciben las personas (alumnos, docentes, profesores, personal directivo, personal de maestranza, etc.) que asuman nuestro IDEARIO, nuestra identidad de nuestra escuela católica, donde se quiere promover, no solamente los valores humanos y espirituales, sino también el máximo valor: “LA PERSONA Y LA ENSEÑANZA DE CRISTO”.

  Que esta escuela apunte a relacionar a jóvenes y a padres con sus respectivas comunidades parroquiales, que se esfuerce el sentido de pertenencia a la iglesia. La iglesia no es solamente la pecadora como viene presentada en la pantalla y en los medios sino es también el instrumento usado por Cristo para continuar en el mundo su obra evangelizadora y santificadora.